"Prevenir el paso de las generaciones en la Empresa Familiar: un reto visible hoy y siempre!”
En la República Argentina el avance del tiempo suele ser vivido por las personas como un paso inexorable hacia cierta decadencia. La exigencia de una eterna juventud que “todo lo puede”, tiñe toda realidad de una fantasía color de rosa, contra el sepia de los años.
En otras culturas, principalmente en las orientales, se rinde culto a la gente mayor precisamente porque el paso del tiempo es entendido como experiencia de vida y sabiduría.
Deberíamos, entonces, sostener la cultura de la juventud? O ya es tiempo de entender que a todos nos tocará en algún momento llegar a la “tercera edad” y querremos ser respetados y hasta consultados por nuestros saberes de vida?
En nuestra opinión como consultores de empresas y también de asuntos de familia, nos vemos en el deber de volcar nuestra propia experiencia, conforme la cual, afortunadamente, la planificación sucesoria viene a dar un marco real a estos conceptos. La prevención se abre paso día a día para sanar las culturas organizacionales, los conflictos familiares y hasta los sociales.
Planificar el cierre de un ciclo de manera natural y sostenida por las siguientes generaciones, permite precisamente a quienes continuarán, abrir sus propios ciclos de un modo sano y claro. Por el contrario, dejarse caer por el simple peso de la gravedad de la vida, en otras manos que se ven en la obligación de “atajar” el embrollo que papá nos dejó, no parece ser un buen legado familiar ni el resultado de una vida en sabiduría.
La ley en materia sucesoria, nos da herramientas suficientes para dar un marco real a estos planteos y revertir la cultura de la eterna juventud color de rosa. Los conflictos de los hijos en la familia cuando el padre fallece y deja un vacío, suelen estar más vinculado a la falta de saber ocupar un espacio que nadie les enseñó a ocupar que al conflicto “aparente” que se transmite.
De igual modo ocurre en las Empresas Familiares con la figura del socio fundador, que en su afán de perpetuarse en el poder, no logra visualizar que tarde o temprano deberá dejarlo y cuánto mejor será si lo hace en buenas manos y en manos listas para tomar ese lugar. Y quién sino él mismo para entrenar a su sucesor!
Cuando al fundador de una empresa familiar o simplemente el padre de una familia se erige sobre sus logros y planifica su propia sucesión, no sólo culmina un proceso que él mismo creó, con sus valores, sus códigos y su propia estructura, sino que se permite cerrarlo a su manera, evitando la “decrepitud” de su proyecto y enseñando a las generaciones venideras que el cierre de los ciclos, es tanto o más importante que el momento de su creación. Planificar, respetar los tiempos de los procesos es un modo de perpetuar en la empresa o en la familia, un legado tanto o más importante que los bienes que pueden componer en el futuro el acervo sucesorio.
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